sábado, 30 de diciembre de 2017

La importancia de valorar las quejas de los clientes

Cuenta una leyenda laboral que un señor se compró un carro, todas las noches iba a comprar helado para su familia. Se dio cuenta de algo extraño, su carro no se prendía si compraba helado de vainilla. Tras varios intentos, escribió a GM y les contó esto, varios empleados se rieron de la carta, la tomaron como un chiste. Un día riéndose del caso los escucha el gerente, decide contactar al señor...

El señor fue enfático, era verdad! Manda a un mecánico, van a comprar helado, primero chocolate, todo bien. Se van a dar una vuelta, ahora vainilla... no se prende el carro! Resulta que el helado de vainilla estaba cerca de la puerta, compraba y salía rápido y el carro no se enfriaba, por ende, no se prendía. Los otros helados tomaban más tiempo comprar. Esta queja, que fue vista como chiste cambió la línea de producción de los Pontiac, era un error que nadie había detectado hasta ese momento.


Nunca hagan de menos una queja, es un cliente que está afectado y se los comunica porque necesita ver mejoras, no por hacerles daño! A gestionar a nuestros valiosos inconformes!


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