Cuando sientas que has dejado de ser tú mismo, cuando todo lo que te rodea te parezca extraño, ajeno y distante, es el momento de hacer un balance, un análisis de cómo llegaste a esta situación, para luego, divorciarte de todo lo que te hace daño, de todo lo que te aleja de tus deseos y sueños, para comenzar de nuevo. ¡Divórciate!...
Divórciate de la amargura, la tristeza, la envidia, los rencores, las malas caras, el mal pensar de los otros, la ignorancia espiritual, la hipocresía y la falta de sensibilidad.
Divórciate de la mediocridad, la arrogancia y la petulancia, del pensar que eres mejor que los demás y de lo negativo que pueda privarte de ser una persona honesta contigo misma.
Divórciate del estrés y la angustia que produce buscar la aprobación de los demás, por tu forma de vestir, casa, carro o bienes, olvídate del qué dirán. Divórciate del sentimiento de culpa y de la ansiedad que produce en el presente, deja de inmovilizarte por lo que sucedió en el pasado, reconoce que cometiste errores y trata de no volverlos a repetir, es mejor aprender del pasado que quejarse de lo que ya sucedió.
Mira este video de Huevocartoon - Huevo Zen: qué hacer si te insultan Son tres minutos de Risa. Tres minutos que merece la pena invertir en disfrutar de este corto.
Si logras divorciarte de lo que no te hace bien, aprenderás a aceptarte cómo eres, con tu físico, con tu forma de ser, aceptarás las cosas que te rodean sin quejarte por ellas, sin ofenderte.
Es genial ser feliz y vivir esperando el nuevo día con expectativas, crear sueños para luego despertar y comenzar a realizarlos, encontrar amigos que están esperando que lleguemos y digamos algo bueno. Saber que con tus palabras puedes hacer sentir bien a alguien, que puedes extender tu mano y ayudar sin tanto pretexto.
Declárate soltero de los malos sentimientos, cásate con la felicidad y prométele serle fiel por el resto de tus días.
Tomado de la revista Safety Work
No hay comentarios:
Publicar un comentario